¿Quién no se ha encontrado alguna vez una pequeña bolsita de bolas dentro de un paquete o embalaje, sobre todo si este contiene un artículo tecnológico? Si nos ponemos a pensar, todos alguna vez las hemos visto, solo que la mayoría no sabe cuál es su utilidad y acaba tirada como un objeto inservible. Son bolsas desecantes, y si supiéramos la gran función que tienen, la próxima vez que nos las encontremos, seguro que las guardamos. ¿Quieres saber para qué sirve la bolsa desecante que te encuentras? Nosotros te lo contamos.
Para qué sirve la bolsa desecante dentro de un paquete
No es infrecuente que un producto embalado o empaquetado pueda estar sujeto a la humedad o el agua. Ambos elementos favorecen la oxidación y la corrosión de los materiales, por lo que evitar estos fenómenos es fundamental si queremos preservar el objeto que almacena.
Imaginemos que compramos un producto tecnológico. Este está fabricado con metales, y todos sabemos el perjuicio que puede ocasionar el agua en ellos. Ahora, demos un paso más allá; alimentos, ropa, productos farmacéuticos, recambios de automóviles… Todos ellos pueden verse afectados por la humedad, la oxidación o la corrosión, por lo que evitarlos en un producto embalado o empaquetado es primordial para la conservación y protección del objeto que contenga.
Una bolsa desecante, también llamada antihumedad o absorbente de humedad, tiene por objeto absorber la humedad ambiental y mejorar las condiciones de transporte y almacenamiento de mercancías en el interior de un paquete.
Además de la protección frente a la humedad, una bolsa desecante es muy adecuada para combatir la corrosión, el polvo y la oxidación. En los alimentos contribuye a mejorar su conservación, en las mercancías favorece que tengan mayor tiempo para que lleguen a su destino y, además, la mayoría son reutilizables y no se agotan con un único uso. Pocas veces un objeto tan pequeño ha servido para algo tan grande.
Cómo funciona una bolsa antihumedad
Ahora que sabemos para qué sirve una bolsa desecante, vamos a ver cómo funciona. El secreto está en el material que contienen. Este puede estar hecho de silicato de magnesio, cloruro cálcico, arcilla o geles de sílice, también denominados silicageles.
Todos estos materiales son desecantes, y se caracterizan por las propiedades de secado que tienen, son grandes absorbentes de humedad. Cada bolsa desecante puede tener un poder de absorción de vapor de agua de un 80 % de humedad a una temperatura ambiente de 25 °C. Por lo que evita que el objeto almacenado en el paquete absorba esa humedad y permite mantenerlo totalmente seco para preservar su estado inicial.
Los desecantes utilizados en las bolsas antihumedad son sustancias que forman bases anhidras o hidratadas. Una sal en su forma hidratada tiende a tener una gran capacidad de absorción de humedad del aire, desecándolo y evitando que cualquier otro objeto que pueda tener un paquete sea capaz de humedecerse.
Dónde se utilizan las bolsas desecantes
Aunque hemos hecho referencia a su uso dentro de un paquete o embalaje, en realidad las bolsas desecantes tienen una gran cantidad de aplicaciones y son usadas en muchos sectores. En el transporte marítimo, las bolsas desecantes industriales tienen una gran importancia dentro de los contenedores.
En los contenedores marítimos, es muy frecuente la aparición de un efecto denominado rain effect, que se trata de la aparición de humedad en su interior. La colocación de varias unidades de bolsas desecantes repartidas dentro de un contenedor evita que la humedad sea absorbida por los objetos transportados, protegiéndolos para que lleguen en buenas condiciones a su destino.
Pero las bolsas antihumedad también son muy empleadas en bolsas de plástico, cajas de cartón y cualquier tipo de embalaje que contienen una gran variedad de objetos de consumo, desde zapatos hasta alimentos o artículos tecnológicos. Todo ello hace que sean muy utilizadas en diversos sectores tan distintos como la industria mecánica, alimentaria o el transporte de mercancías en general, entre otros.
Más allá de los empleos comerciales e industriales, son muy útiles en nuestra vida cotidiana. ¿Sabías que si se te humedece el móvil puedes arreglarlo colocándolo en un envase cerrado con una bolsa desecante?
También son muy empleadas en cajas de herramientas para facilitar su conservación, eliminando la posibilidad de oxidación y corrosión en ellas. O ayudan a conservar fotografías impresas, cuadros o cintas de vídeo o casete. Se pueden usar en bolsas de deportes para eliminar malos olores y bacterias, o colocadas en marcos de ventanas evitan la condensación, también son una gran ayuda para preservar las semillas.
Tipos de desecantes empleados
Si queremos saber bien para qué sirve la bolsa desecante, debemos conocer las propiedades de los materiales desecantes más habituales que la contienen.
- Gel de sílice: Es el más común de los desecantes utilizados en las bolsas antihumedad. Las bolas de sílice tienen altos poderes de secado, por ello, este tipo de bolsas son muy empleadas en envíos de ropa, de productos alimenticios, farmacéuticos y electrónicos. El gel de sílice presenta altos rendimientos, no es tóxico y tiene una gran relación calidad-precio.
- Arcilla: La arcilla es un material que, además de la gran propiedad secante que tiene, es una gran protectora contra la corrosión. Es un material 100 % natural, sostenible y sin toxicidad de ningún tipo. Todas sus propiedades la hacen perfecta para su uso como desecante en el transporte marítimo, la industria alimentaria o la mecánica, por citar algunos de los campos de uso.
Ahora que conoces para qué sirve una bolsa desecante, ya sabes que si tienes la suerte de encontrarte con alguna en uno de los paquetes que recibes, no la tires, seguro que se te ocurren un mayor número de aplicaciones más allá de preservar los objetos en el transporte y almacenamiento de mercancías. Para más información, contacta con Embalajes Selección, te ofreceremos el asesoramiento más amplio en embalaje industrial.